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Una noche de descanso...

 Mucho se ha hablado, escrito, investigado y dicho sobre lo importante que es dormir bien. Las palabras no alcanzan para describirlo...

Cuando duermo bien, es todo más definido, más enfocado, más preciso, es como si el lente de una cámara se enfocara perfectamente, mi cerebro funciona de manera ordenada y clara, todas las cosas parecen tan obvias, tan evidentes.

Cualquier problema que surja, cualquier situación de no conformidad, puede resolverse, puede aguantarse, tolerarse, una idea maravillosa surge para arreglarlo.

Cuando duermo bien, cuando tengo una noche corrida de sueño profundo, sin levantarme al baño, a tomar agua, a acomodar la cobija, es un regalo valioso, es algo precioso, magnífico, es algo que atesoro.

Puedo levantarme de la cama al iniciar la mañana, porque mi cuerpo completo entiende que está bien, que ese es el próximo paso a seguir, mi mente se alinea con el sol y comienza a producir pensamientos, decisiones, acciones que construyen mi día.

Es maravilloso poder tener una noche de sueño reparador, de buen dormir, de descanso,  es el deber ser, es lo correcto, es la pieza del rompecabezas que calza perfectamente, es alivio, es plenitud.

Sé que no siempre tengo una buena noche de sueño y descanso, por eso he aprendido a apreciarlas tanto.

La próxima vez que tengas una buena noche de sueño, reflexiona en tu privilegio de tener algo que no se puede comprar, pagar u obtener (porque un fármaco, o sustancia no es el sueño natural y orgánico), piensa en lo afortunado que has sido al tener algo que a muchos nos parece algo no frecuente, común o para dar por sentado.

Mañana cuando despiertes, si dormiste corrido y profundo toda la noche, siente agradecimiento genuino al disfrutar un placer y un privilegio que no está para muchos...

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